El primer ser humano que murió...

 ...en una misión espacial.

La muerte de Komarov sucedió en una misión cuyo motivo era el 50º aniversario de la URSS. Con un acontecimiento tan importante a la vista, el gobierno pidió a la división espacial del estado que ideara alguna misión espectacular. Brezhnev, presidente de la URSS por aquel entonces, decidió que harían una maniobra en la cual dos naves se acoplarían permitiendo a los astronautas pasar de una a otra.

Komarov fue el astronauta escogido para ir en la primera de esas naves, la Soyouz 1 que despegaría un día antes que la Soyouz 2; Yuri Gagarin (el primer humano en viajar al espacio), el mejor amigo de Komarov era el suplente de este. En el conocimiento de todo el departamento espacial estaba que aquellas naves no eran seguras, y el propio Komarov contó a sus amigos que sabía que iba a morir.

Sin embargo, Komarov no quiso renunciar al trabajo, porque en ese caso su amigo Gagarin sería el encargado de realizar la misión, y él no iba a permitir que Gagarin muriera en su lugar. La posibilidad de que la misión fuese cancelada era nula, Brezhnev quería que la misión se llevara a cabo, y en la URSS ni siquiera se contemplaba la posibilidad de hacer algo diferente a lo que el presidente exigía, ni tan siquiera la de hacerle entrar en razón y explicarle que la misión no era posible. De hecho, el propio Gagarin propuso la cancelación de la misión, y le dio un documento a un amigo suyo de la KGB pidiéndola, pero nadie tuvo el valor de hacer llegar el documento al presidente.

Nada más salir la nave, según datos de escuchas americanas, Komarov comenzó a llorar, maldiciendo a las personas que lo habían puesto a sabiendas en una nave espacial rota, y dijo a los oficiales de control que era consciente de que iba a morir. El siguiente video muestra las últimas palabras del cosmonauta así como el momento en que sucede la desgracia cuando el paracaidas de su capsula no se abre y se estrella en tierra.


Antes de la misión declaró como última voluntad que su ataúd estuviese abierto en el velatorio para mandar un mensaje a los que habían permitido su muerte.