Labels

martes, 7 de agosto de 2018

Depredadores

Viaje en montaña rusa grabado con cámara esférica

Hechicera del amor

Que se arman los chingadazos en el McDonalds

...con todo a clases

Hombre noquea a mujer fuera de un bar

El misterioso número 23

El misterioso número 23.

Los defensores de la importancia de este número dicen que es un número que tenemos marcado dentro de nuestro cuerpo, porque los humanos poseemos 23 vértebras, porque nuestro ADN está dividido en 23 pares de cromosomas (y el par número 23 define el sexo), porque la misma cadena de ADN de un giro completo cada 23 unidades de medida (angstroms), porque la sangre tarda 23 segundos en recorrer nuestro cuerpo. A nivel matemático, el 23 también tiene su relevancia: 23 es el primo más pequeño para el que la suma de los cuadrados de sus dígitos es también un primo impar y 23 es el entero más grande que no es la suma de potencias distintas.

La física cuántica podría dar una pista para explicar cómo es posible la sucesión de coincidencias o sincronicidades que se relacionan con el número 23. Robert Anton Wilson propuso que la clave para tratar de entender este fenómeno puede ser el llamado principio de inseparabilidad cuántica, que sostiene que cada partícula afecta a todas las demás sin importar el lugar en el que se encuentren. Las casualidades que rodeaban al 23, según cuenta Wilson en su libro, le convencieron de que esta cifra era la pista para comprender algo cósmico que hasta el momento se le escapaba. El camino iniciado en la obra Wilson fue seguido por la trilogía Illuminatus, escrita en colaboración con Robert Shea, en la que, entre otras cosas, profundizó en las extrañas sincronías que se relacionan con el número 23 y que sirvió de inspiración a una creencia religiosa, el discordianismo, que considera sagrada esta cifra. Si Wilson descubre en El secreto final de los Iluminados el misterio del 23, en su posterior Illuminatus considera que se trata de un número cósmico con fuertes conexiones con la magia arcana y la sincronicidad.

Esta última actúa como un virus que se extiende de persona a persona. Se puede contraer leyendo un libro o un artículo o, simplemente, hablando con cualquier amigo o vecino. El “Enigma del 23” –pensó Wilson– podría actuar de la misma forma. La verdad es que millones de personas siguen fascinadas con las extrañas coincidencias que rodean al mágico 23, tal y como quería Anton Wilson, que, en lugar de descubrir un número sagrado con una especial conexión con el Cosmos, simplemente lo creó de la misma forma que un pirata informático puede confeccionar un virus para los ordenadores. En una entrevista concedida poco antes de su muerte, Wilson reconoció que el “Enigma del 23” es de naturaleza artificial. Las coincidencias se cumplen por la convicción de quien cree en ellas. Se trata así de una demostración del poder de la mente para percibir la realidad de cualquier cosa que se encuentre en nuestro entorno. Desde esta perspectiva, las coincidencias que rodean al número 23 son como una especie de “virus mental” o idea tóxica que se transmite con bastante facilidad y que anida entre quienes comienzan a observar que las casualidades relacionadas con este número se van haciendo un hueco en su vida.

¡Que me dejes bajar cabrón!

Ofertón en @ChedrauiOficial

 

¿Quién dice YNLCH! en Twitter?

Rolas del sekto